Esta película dirigida por el austriaco Michael Haneke y protagonizada por dos monstruos franceses Daniel Auteuil y Juliette Binoche, desde su inicio, con una cámara fija que dura largo rato y que además se repetirá en varios momentos del film, nos deja claro que no será fácil de ver y menos factible aun llegar a comprenderla sacando algo en limpio después de verla. Es una apuesta arriesgada de originalidad y con aire muy experimental que no se había visto últimamente en el cine de la última década.
El argumento principal esta a simple vista muy definido: una familia acomodada encabezada por Georges Laurent (Auteuil), empiezan a recibir cintas de videos con grabaciones de su hogar y entorno mas cercano, enviados por un anónimo acosador.
Pero pronto nos damos cuenta que en este thriller predomina la psicología por sobre la violencia. Se aprecia cómo las explicaciones de lo que supuestamente esta pasando en la película cada vez se van escapando de las manos del público, dando una sensación de tensión, de esperar algún guiño que resuelva todo el misterio y las dudas, y esto al no lograrse crea una incomodidad en el espectador.
Por otro lado se vislumbra la presión psicológica del protagonista y de cómo el peso de la culpa ante un acto de injusticia suyo en la infancia, causara una devastación en su vida apacible e idílica, todo esto dará a pensar que lo que esta sucediendo no es mas que una jugarreta de su cabeza perturbada.
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